Presentado el pasado 22 de junio en el Philadelphia Festival de Cine Latino 2023 (PHLAFF), Santiago de las Mujeres es una carta de amor a una comunidad y su herencia cultural. Desde el colorido y hermoso pueblo costero de Loíza vemos este documental en el contexto de su tradición espiritual en honor a Santiago el Apóstol y siguiendo la vida cotidiana de ocho mujeres devotas.
Para ver más de cerca este conmovedor largometraje, me reuní con la directora y productora de la película, Rosamary Berríos Hernández. En esta entrevista ella comparte perspectivas sobre la riqueza de la identidad afrocaribeña, los detalles de la cinematografía y la importancia de contar nuestras historias.
Lola Rosario: Dános un breve trasfondo de la tradición de Santiago y hablanos sobre el impulso para comenzar este proyecto.
Rosamary Berríos Hernández: Nuestra tradición en honor a Santiago Apóstol (en parte) se da con tres procesiones conmemorando cada uno de representaciones. Tenemos el primer día, Santiago de los Hombres, el segundo día, Santiago de las Mujeres, y el tercer día que es Santiago de los Niños. Aunque entendemos que esa tradición honrando al apóstol fue traído originalmente a Puerto Rico desde España, lo que nosotros celebramos acá en Loíza es algo definitivamente loíceño y representa nuestra ascendencia africana.
El proyecto se inició en 2014 y nace de la inquietud por explorar temas relacionados a la religiosidad popular loiceña con un medio que pueda documentar los escenarios reales donde conviven los que mantienen viva la tradición a Santiago Apóstol en Loíza. Va más allá de la religión — es escucharlas contar sus historias, mujeres pilares de nuestra comunidad. La intención era capturar la esencia del pueblo loíceño a través de los ojos y experiencias de estas ocho mujeres.
Lola Rosario: Tener todas mujeres protagonistas debe haber sido algo increible y empoderadora. ¿Cómo las elegiste?
Rosamary Berríos Hernández: Siendo natural de Loíza, ellas estaban siempre ahí, presentes de una forma u otra. Ya fuera a través de conexiones familiares mutuas, viéndolas en eventos culturales o viviendo en el mismo barrio (como en el caso de Raquel Ayala), eran accesibles. Sin embargo, no sucedió de la noche a la mañana. Las observé a lo largo de los años — también las veía en las fiestas de Santiago. Así que, con el tiempo, me sentí más cómoda hasta que estuve preparada para acercarme a ellas. Ellas eran las mujeres perfectas para contar sus experiencias, así como sus filosofías de vida.
Lola Rosario: Viviendo en Loíza, soy afortunada de conocer a algunas personajes del documental. ¿Cómo fue ese sentir de centrar a las féminas y a nuestra identidad afrodescendiente en la pantalla?
Rosamary Berríos Hernández: Yo entendí que el enfoque tenía que ser estas mujeres por la forma de su participación en la tradición honrando a Santiago. Ver y sentir su devoción, escucharlas hablar de cómo mantienen viva la tradición es una espiritualidad impresionante. Ellas aprendieron todo lo que conlleva esa gran responsabilidad y lo pasan de generación a generación, lo siguen en sus familias. Entonces, haciendo el documental pudimos capturar todo ese conjunto de elementos comunes — cada cual con su situación, quizás con algún problemática de familia u otro tema. Así fue que cada una iba narrando sus experiencias y fue eso lo que queríamos transmitir al público. Son personas humildes de quienes he aprendido a valorar la riqueza de nuestra raíz afrocaribeña.
Y en cuanto al tema de identidad, pues cuando estaba viviendo [estudiando mi maestría] en Ciudad México (1998-2002) se dieron varias situaciones. Me preguntaban si era cubana (obvio, digo sin ningúna ofensa ya que son nuestras hermanas en el Caribe), la necesidad del mar (ahí no hay mar — tienes que viajar lejos par verlo), caer en cuenta que eres de una isla, hasta el acento te cambia porque no te entienden. Todas esas cosas que te impactan cuando vives unos años en un lugar que no es tu país, pues me hicieron reflexionar y comencé a cuestionar mi identidad. Y no es decir que me olvidaba que soy de Loíza — eso ¡nunca! Eso se notaba y mucho. Se notaba en el pelo, en como yo me presentaba — muy caribeña, muy segura — era ese ‘Aha, ¿que es que lo que hay? vamos pa’lante’ — así como somos nosotras, tú sabes.
Pues yo estando en México esos cuatro años, despues al regresar a Puerto Rico, yo empecé a hacer temas muy femeninos, porque entonces yo estando allá me encontré. Entendía que esa caribeñidad que yo demostraba allá sin hablar, encontraba yo que acá la estabamos perdiendo, la estabamos ocultando. Y entonces yo dije ¿pero por qué si estamos en el Caribe, por qué no lo gritamos al mundo? Más sin embargo yo lo tengo en mi piel y lo tengo en mi manera de ser, entonces pues yo regresé con esta idea de hacer las historias nuestras — de por qué no mostrar lo caribeño que somos, relacionarnos más con el Caribe, con nuestra zona y obviamente con nuestra negritud y todo lo que viene por ahí.
¿Por qué, si estamos en el Caribe, no lo gritamos al mundo?
~ Berríos Hernández sobre nuestra identidad caribeña
Lola Rosario: Háblanos un poco sobre eso proceso creativo de la producción.
Rosamary Berríos Hernández: Yo considero que es un documental experimental en la forma en que está montado y narrado. Hablando de algo más clásico, generalmente el público quiere saber detalles de la historía — que si desde que año se celebra, si hay otras influencias (de otros países), ese tipo de información — y yo, todo eso lo desvié. Realmente no es un documental para que la gente se lleve mucha información de la festividad, simplemente que sepan que se celebra y que hay tres imágenes y darle voz a las personas que ahora mantienen la celebración, mantienen la espiritualidad del pueblo.
Ese era mi propósito, entonces en ese sentido tuve que presentar la pieza como si fuera al revés porque, como te digo, no presento los orígenes de la celebración. Presento lo que es lo último de la celebración que es, ‘mira estas personas heredaron esto’ y esas personas yo las pongo al frente. Yo voy de atrás para adelante — lo que va al final en una narración clásica yo la pongo al inicio y empiezo con eso. Y en ese sentido la gente no puede estar pasiva porque entonces tiene que buscar en su memoria donde escucharon, que relación tiene su cultura [la cultura que le hayan enseñado], los vejigantes si los han visto (ya sea en Hatillo, en Ponce, o en Loíza). Entonces el público tiene ir uniendo esas experiencias que cada cual tiene de algunos elementos que están presentados ahí pero que yo no los abordó en sus orígenes ni en la historia ni la etnografía ni la antropología — yo no toco nada de eso porque yo entiendo que se han hecho muy buenos documentales sobre eso y pues me parecía interesante que las mismas personas que han sido tocadas por todo ese legado sean las que hablaran.
Otro tema de preparar el documental fue en el propio título, Santiago de Las Mujeres, tuve debates con mi equipo de producción y tuve dudas en el proceso mismo porque Santiago de Las Mujeres en sí mismo es una de las tres procesiones. Entonces parecería ser que yo voy a hablar de esaprocesión nada más, pero entonces incluso yo retomo ese nombre pero es como para trabajarlo al revés. Las Mujeres de Santiago, pero obviamente eso tiene un elemento posesivo que no me encantaba así que me parecía más metafórico utilizar la misma forma del nombre de la procesión — Santiago de Las Mujeres para hablar de cómo las mujeres son el pilar de la celebración. Es la segunda procesión — la procesión central — y a mi entender, es la que le da forma a todo. Es una de las procesiones que más gente acude cuantitativamente, ahí es que la gente se comienza a activar, a salir a la calle y entonces empiezan a ver a los vecinos. Eso entonces invita a que vayan al siguiente día, el de Santiago de Los Niños (que es el día final) — donde hay otras actividades simultáneamente.
Pues, y así decidí que definitivamente el nombre del documental tenia que ser Santiago de Las Mujeres — ellas, en la forma de su participación en todos los elementos de las fiestas, son las que mantienen viva la tradición y la cultura nuestra.
En cuanto a mi proceso creativo, tambien hay que entender que no soy cineasta, ni mi considero documentalista…. así que yo [el documental] lo utilizo como una herramienta pero al fin y al cabo es una pieza de arte. En ese sentido de momento rompe con lo que un cineaste no se hubiese atrevido a hacer, por ejemplo, cosas de movimiento de la cámara (se mueve en muchos momentos), y en términos de primeros planos — yo le meto la cámara en la cara a las protagonistas (eso no siempre es bien visto). Cosas así yo me atrevo hacerlo — voy a lo que voy, al personaje. Tema sonido ambiente — los carros, los perros, los gallos…todo lo sucede en la carretera, es algo que lo dejo natural. Esas cositas la trabaje en el documental como si fuera una pintura.
Lola Rosario: ¿Qué consejo le darías a las/les féminas/fémines con interés en seguir una carrera detrás de la cámara?
Rosamary Berríos Hernández: Que sean persistentes — yo les diría que defiendan sus ideas. Cuando uno tiene una idea debe seguirla, defenderla (en todo momento), continuar con esa linea con esa idea y tratar de evolucionarla, incluso cuando tienen dudas. Eso me paso mucho, con otras propuestas anteriores, pues yo las comenzaba y no las llevaba a termino. La tenacidad es algo muy importante en este ambiente. Que ellas entiendan que lo que están haciendo tiene un propósito.
Creo que los proyectos artísticos deben ser de auto reflexión. En esa necesidad íntima del artista de satisfacer algo muy personal, alguien inevitablemente se va a identificar.
Las ocho guerreras del documental: Hilda Juana Pizarro, Daisy Tapia, María del Pilar Tapia, Ana Silvia Fuentes, Rosa Julia Calcaño, Dalia Pizarro, Raquel Ayala y [con honor en su memoria, Priscila Osorio].
Para más información sobre el proyecto de Santiago de Las Mujeres, vean su página de Facebook.
La versión original [en inglés y de formato más breve] de la entrevista fue publicada en Latina Media el 17 de agosto del 2023.
Foto de la artista visual, Rosamary Berriós Hernández
(foto fue tomada por Pedro Luis García Méndez)